La importancia de incluir la Tecnología junto con la educación ambiental de los niños cada vez se hace más evidente.
Resumen: La crisis de civilización que vivimos hoy en día está evidenciada por la poca conciencia y sensibilización del vínculo entre el ser humano y la naturaleza, ya que en la sociedad occidental éste vínculo está basado en el dominio de los hombres sobre su entorno, visualizando al ser humano como el conquistador y descubridor de la naturaleza y sus “secretos”, esto ha generado una relación dañina para ambas partes y con la llegada de la modernidad y su discurso desarrollista, los medios masivos de comunicación y la tecnología, dan un panorama que cada día nos ciega ante el mundo del mercado y el marketing.
Sin embargo, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), así como han sido utilizadas para el desarrollo consumista del discurso capitalista neoliberal, pueden ser una herramienta que, con el enfoque ético de la Educación Ambiental (EA), genere propuestas y alternativas para un cambio de esta perspectiva egocéntrica de la sociedad actual a una perspectiva holística y armónica.
En esta serie de artículos reflexivos quiero poner en la mesa de discusión como las TIC pueden ser un apoyo para impulsar a la Educación Ambiental como un area de conocimiento de cambio mundial para que las diversas sociedades puedan encontrarse en diálogo para alcanzar el bienestar de todos los que habitamos este maravilloso planeta pero para ello primero que nada hay que echar un vistazo a lo que llamo…
La problemática y el inicio del contexto
La creencia euro-céntrica de que la Tierra y todos los recursos en ella están a disposición del ser humano y que son de su propiedad, permitiéndose ejercer dominio pleno sobre el planeta entero, han convertido al mundo en un “mercado”, pretendiendo hacernos creer que los recursos son ilimitados, pero incluyendo en ello a todos los que habitamos y vivimos en él, y eso se nos olvida; olvidamos que la Tierra no fue puesta aquí para los seres humanos, sino que somos parte de ella, “todos somos de la Tierra” y al olvidarle hemos entrado en una crisis ambiental y humana, o como señala Enrique Leff (2000), nos encontramos en una crisis de civilización.
Esta crisis ha venido acelerándose en los últimos años y parece correr más rápido cada día. Con el fenómeno de la globalización acompañado con su discurso desarrollista y sus prácticas de comerciales de alto consumo de ciertos productos (ropa, música, alimentos procesados, tecnología, etc.) han atacado la identidad y fragmentado a los grupos sociales provocando que, como señala Edgar González Gaudiano citado por Lucie Sauvé, “…la identidad no está más simplemente ligada al territorio nacional y a la cultura regional; [ya que] las dimensiones materiales y simbólicas han sido afectadas por la globalización…[la identidad de los jóvenes principalmente] ha sido configurada de esta manera; ellos actúan según una concepción de sí mismos y de los otros que difiere de la de sus padres.” (Sauvé, 2004:20)
Las generaciones hoy en día perdemos con mayor facilidad los saberes (valores, creencias, etc.) de nuestros padres, de nuestras familias, de nuestros pueblos, de nuestro ambiente, estamos perdiendo parte de nuestra identidad, una identidad que llamaremos socioambiental porque implica la relación del ser humano con la naturaleza.
En el papel de creador, el hombre ha producido su cultura por medio del proceso comunicativo ayudado por el intercambio, y la interacción constante de signos, símbolos, significados y significantes; construyendo su realidad a partir de este intercambio de información, ideas y sentimientos, enlazando las sociedades y la cultura a través de diferentes lenguajes que siguen ciertas normas o reglas morales y valores. Y al ser la comunicación un fenómeno sociocultural que da forma y sentido al mundo del ser humano debido a las conexiones, relaciones y vínculos entre los individuos, no debemos olvidar que es ella la responsable de las cosmovisiones y por lo tanto de las perspectivas de mundo que se viven hoy en día.
En la búsqueda de una mejor y más eficiente comunicación el humano ha desarrollado y creado una serie de medios que han alejado a la gran mayoría de los miembros de la sociedad de su entorno, que no es ni más ni menos que la naturaleza, todo aquello que hace posible su existencia.
Este alejamiento está producido por la enajenación a los propios medios de comunicación que ha creado, teniendo como consecuencia la desvalorización simbólica de la naturaleza, colocando al humano por encima de ella, cosificándola y convirtiéndola en un recurso valorizable financieramente, debido en gran medida al trastorno que caracteriza a nuestra sociedad occidental actual, el consumo (obsolescencia programada y obsolescencia percibida). Esto ha tenido como consecuencia la agonía planetaria que vivimos actualmente.
Pero los medios de comunicación en sí mismos no son el problema, sino el discurso que transmiten que proviene de quienes son “dueños” de estos, “Quien domina los medios tiene el poder”.
Medios masivos y la tecnología: las TIC-telefonía celular.
La comunicación es un fenómeno sociocultural por ser producto de la interacción cultural-sociedad producida por el intercambio bidireccional con las vivencias y experiencias de cada individuo inmenso en la sociedad.
Hoy en día sabemos que la globalización es parte del motor que mueve el mundo, el desarrollo acelerado y la transformación de la vida es gracias en gran medida a la tecnología principalmente en la informática y las comunicaciones (TIC). Y como nos dice Sierra “los medios de comunicación masiva y su capacidad de utilizar comercialmente la información” son la principal fuente de que los pueblos de distintas partes del mundo pierdan parte de su riqueza cultural.
Esta realidad la vivimos día a día, ya que las nuevas generaciones nacieron y nacen inmersas en un mundo de mensajes de texto, audios, videos y e-mails, englobados en plataformas informáticas que son una extensión para las relaciones entre individuos, convirtiéndose en redes sociales virtuales como Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.
Todas ellas son el resultado de años de investigación en las comunicaciones y en la ampliación de las interacciones además de la cobertura en las relaciones interpersonales; pero en un inicio estos medios no estaban pensados para el uso cotidiano sino más bien para el uso militar en primera instancia y después empresarial-comercial, sectores privados y tal vez gubernamentales, sin embargo, hoy en día son lo cotidiano.
Es innegable que la tecnología ha tenido avances tan grandes que ha jugado un papel muy importante en la producción de los cambios sociales actuales. Este avance tecnológico llegó con defectos y muchos gastos; desarrollo de las conexiones entre servidores, velocidad, comodidad y el comercio. En esta búsqueda encontramos al teléfono celular como un “dispositivo electrónico que permite realizar múltiples operaciones de forma inalámbrica en cualquier lugar donde tenga señal.
Entre las múltiples operaciones se incluyen la realización de llamadas telefónicas, navegación por Internet, envío de mensajes de texto (SMS), captura de fotos y sonidos, reloj, agenda, realización de pagos, etc.”
Lo probamos, nos adaptamos y fomentamos. Como toda nueva tecnología debía ser probada y rápidamente la hicimos parte de nuestras vidas cotidianas; tan común es tener celular que el no tenerlo es aparentemente inusual. Es un aparato que forma parte de nuestras vidas, un miembro más de la familia.
Después de convertirse en un mega aparato que lo tiene casi todo (navegación a Internet, envío de mensajes, captura de fotos, y sonidos, reloj, agenda, etc. necesidades de la vida moderna), el celular se convierte incluso en “asistente” (ayuda con la organización del trabajo y la vida cotidiana, con llamadas, fax, correos electrónicos, transferencias bancarias, etc.) ayuda con llamadas-video llamadas con varias personas, compras en línea, posición geográfica, rutas en el tránsito, transferencias electrónicas, etc.
Facilita la vida “moderna”, llegando a ser de un uso imprescindible todos los días. No somos dueños de la tecnología, ella es dueña de nosotros. En muy pocos años la tecnología se ha adueñado de nuestras vidas; el celular ha pasado de ser sólo un teléfono inalámbrico a un compañero de 24 horas que es esencial en nuestra comunicación y relaciones sociales.
El celular simula la realidad y así nos seduce. El universo digital ha creado su propia realidad en donde nos movemos con cotidianidad pero que en verdad no percibimos, pues está fuera de lo real y verídico, pero al mismo tiempo lo es. Nos ocultamos en ella y creamos personajes, avatares, para vivir en ese mundo digital. Al vivir en un mundo digital y artificial comenzamos a deshumanizarnos, a perder el sentido de la vida en comunidad y del bienestar de nuestro prójimo (humanos y entorno) buscando sólo la satisfacción propia.
En este nuevo mundo encontramos a las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como “hiperreproducibilidad”, denominada por Stiegler (2004), quien afirma que la diseminación de tecnologías masivas que instituyen nuevas prácticas sociales que convierten al ser humano en un consumista que alimenta las redes mundiales de información sobre sí mismos para su control. Walter Benjamín (1971) nos quiso advertir de las consecuencias que tendría el progreso dominante acompañado de las tecnologías destruyendo paulatinamente el planeta y nuestra vida.
En uno de sus ensayos llamado “La obra de arte en la edad de su reproductibilidad técnica”, nos deja a sus lectores que:
la guerra imperialista es “una revuelta de la técnica”, lo que quiere decir que “el uso natural de las fuerzas productivas paralizadas por el régimen de la propiedad, el crecimiento de los medios técnicos, de ritmos, de las fuentes de energías, tienden a un uso contra la naturaleza. Ello se descubre en la guerra.” La “fórmula tecnológica” de la sociedad capitalista puede resumirse así: “La guerra, y sólo la guerra, permite movilizar todos los recursos técnicos de hoy sin tocar” …”
Esto último no quiere decir que sólo se refería a guerras armamentistas sino al dominio y poder que ejercen las TIC sobre la vida, por lo que el uso de la tecnología de manera cotidiana, y principalmente en estas, las ya no tan nuevas tecnologías, como el celular, nos sugiere una dependencia excesiva, orillándonos poco a poco hacia un ámbito más virtualizado, el cual será posible cuando nos empatemos en materia de avance e innovación tecnológica con los países desarrollados, que aunque actualmente no constituye un desarrollo paralelo, el mismo flujo de información en masa se ve como el canal propio para lograrlo…
En la próxima parte continuaré hablando de la Educación Ambiental y el consumo responsable, para enmarcar la tercera parte y final de esta serie de artículos.
Autor: Laura, Coordinadora de Escuela Promesa.