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El ciclo hidrosocial, una manera distinta de entender el agua.

 


La importancia del agua para la vida tal como la conocemos no es ningún secreto, nuestro vínculo con ella es íntimo: está presente en la mayoría de los procesos sociales, económicos y ambientales. En los colegios nos enseñan cómo funciona el ciclo del agua, sin embargo, el entendimiento de su dinámica pocas veces es analizado desde una perspectiva social, la cual, es imprescindible estudiar para analizar los diferentes contextos y relaciones que las personas tienen con ella. El agua es un concepto mucho más complejo de entender que la siempre descripción de -dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno-.

Para entrar en el concepto de ciclo hidrosocial, se debe comenzar por el análisis de las interacciones entre los procesos sociales (organización de trabajo, relaciones de capital, etc.) y las condiciones socioambientales (ciudades, sistemas de producción, etc.) de un territorio, las cuales dan lugar a metabolismos específicos como la producción de agua potable, productos agrícolas, captación pluvial, uso en la industria, etc. Desde esta perspectiva se puede entender que ninguno de los procesos socioambientales es neutral.



Hablando específicamente del agua, se puede constatar que existe una tendencia de investigaciones concentradas en el aspecto físico y administrativo, dejando de lado las estrechas relaciones sociales y metabolismos generados entre las personas y el agua. Esto se debe principalmente a las políticas neoliberales que se han encargado de mercantilizar el agua, creando relaciones hidrosociales cada vez más relacionadas a cuestiones financieras. 

Pero antes de entrar de lleno al ciclo hidrosocial, hablemos de un concepto más conocido: el ciclo hidrológico, principio fundamental de la hidrología que surgió en un contexto histórico específico que tenía como principal objetivo atender intereses particulares de aprovechamiento de la naturaleza, es decir, legitimar la autoridad técnica sobre el agua. Se centra en el estudio de la circulación del agua encima, dentro y sobre la Tierra, proceso que es independiente de la participación humana, pero que sí puede ser modificado o perturbado por ella. La rama crítica de algunas ciencias ha revelado que los conceptos hidrológicos y algunos puntos de vista sobre la naturaleza atienden a una línea de intereses creados.

El ciclo hidrosocial se define como “un proceso socio-natural mediante el cual el agua y la sociedad se crean y rehacen mutuamente a través del espacio y el tiempo” (Linton & Budds, 2014). La importancia del ciclo hidrosocial radica en el reconocimiento de que la gestión del agua no sólo debe enfocarse en cuestiones técnicas como infraestructura y experiencia científica, sino como “una política que involucra valores humanos, comportamiento y organización” (Swyngedouw, 2009).  El estudio profundo de este proceso histórico y geográfico da como resultado perspectivas de análisis sobre la construcción social y producción del agua. El ciclo hidrológico, entonces, pertenece al ciclo hidrosocial, “no sólo como flujos materiales de agua sino como agentes de cambio social y organizacional” (Linton & Budds, 2014). .

Existen algunos esfuerzos, como el de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, por integrar aspectos culturales, sociales y económicos a la relación humana con el agua, sin embargo, mantienen la separación entre lo hidrológico y lo social, opuesto a la visión y el objetivo principal del concepto hidrosocial que busca entender esta relación como un solo ente en proceso de construcción. El resultado final de este proceso es un híbrido socio-natural que une dos conceptos separados por el pensamiento dualista.

La huella humana que se encuentra prácticamente en todas las fuentes de agua (contaminación, regulación de ríos, implicaciones asociadas al cambio climático global, etc.) es una evidencia de la importancia que implica el estudio del ciclo hidrosocial y el entendimiento intrínseco que proporciona al entender la relación humana con las características físicas del agua.

Una forma de afianzar el concepto y objetivo del ciclo hidrosocial es el entendimiento de cómo la sociedad estructura y da forma al agua, tanto de manera material, como de forma discursiva, incrustándola en las relaciones humanas. Los tipos particulares de agua y sus flujos producen diferentes tipos de relaciones sociales y viceversa. 

Algo importante de resaltar y que incumbe al tema del ciclo hidrosocial, son los Objetivos del Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU. Uno de ellos se titula “Agua limpia y saneamiento”, busca principalmente que las personas de todo el mundo tengan la disponibilidad del recurso de manera adecuada y con calidad suficiente para su consumo, sin embargo, en un modelo privatizador como el actual es difícil concebir esta idea, y por ende, lograr alcanzar el objetivo para el año 2030, ya que las políticas existentes están enfocadas a satisfacer a las personas con más recursos económicos, “el agua fluye cada vez más de acuerdo a los flujos del capital” (Swyngedouw, 2009).

El mayor desafío actual consiste en encontrar formas de organización social democráticas que produzcan formas de entendimiento hidrosocial más inclusivas, sostenibles y equitativas, que eviten situaciones como la escasez, que la mayoría de las veces está vinculada a cuestiones económicas y políticas y no a condiciones físicas del agua. 




Las propiedades físicas y culturales del agua han representado importantes barreras en la mercantilización y privatización del agua, pues se genera en las personas un empoderamiento demostrado en diversos estudios. Esto está relacionado con la conexión entre las personas y el recurso, pues la relación no sólo es de contacto material, sino también experiencial y metafórica en función de las distintas realidades enfrentadas por los individuos, las cuales constituyen identidades e imágenes diversas. Un ejemplo de lo anterior se identifica en cómo las comunidades quechuas poseen sistemas de conocimiento para la gestión del agua en territorios andinos que demuestran un compromiso con el agua tan efectivo como los de ingenieros hidráulicos.

En conclusión, es de suma importancia el análisis profundo de la relación del agua con la sociedad, entendido como un ente que se construye y se reconstruye con el paso del tiempo en los diferentes espacios en donde se encuentra, y dejar de lado la concepción dualista de dos agentes que se encuentran diferenciados y se relacionan entre sí. Esto nos ayudará a entender de una manera más clara los distintos contextos territoriales relacionados con el agua y encaminar decisiones desde diferentes perspectivas para una gestión justa y equitativa del recurso.


Bibliografía:

Linton, J., & Budds, J. (2014). El ciclo hidrosocial: definición y movilización de un enfoque dialéctico-relacional al agua. Geoforum(47), 170-180.

Swyngedouw, E. (2009). La economía política y la ecología política del ciclo hidro-social. Revista de Investigación y Educación del Agua Contemporánea(142), 56-60.

Escrito por: Ing. Jair González, Especialista en Desarrollo Ambiental en Grupo PROMESA.


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